Amar es dejarse llevar.
Amar es correr un riesgo.
Amar es exponerse.
Amar es lo contrario del cálculo. De la prudencia y de la programación.
Si planeas y calculas matas el amor.
El Universo es (como) un espejo: si tu vibras en una frecuencia determinada, las cosas que te enviará son de esa misma frecuencia.
Si tu amas, el mundo te enviará amor. Si amas para que te envíe amor, o finges amar para recibirlo, tu entorno también fingirá amarte.
No recibirás nada.
Al menos no amor.
¡Desprende amor y el mundo te lo devolverá centuplicado! Y si no te lo devuelve es que no has amado lo suficiente.
¡Sigue dando amor!
¡Insiste!
Y no esperes nada a cambio.
Si no recibes el amor dado es que, realmente, no has amado, has hecho una inversión.
Amar es dar. Sin esperar a cambio.
Y si consigues hacerlo así, es cuando el amor te inunda, te asalta, te invade, te rodea.
Amar es un milagro.
¡Haz milagros!
¡Están todos en ti!
[para disfrutar de la declamación en voz del propio autor de esta obra: A CRL (declamación).html]
Gerttz